En el año 1985, pasé del lado del pupitre de la facultad de ingeniería al otro lado del pupitre, allí donde se ponen los profesores en las Escuelas Profesionales SAFA en Écija y casi sin darme cuenta, me encontré al frente de varios grupos de adolescentes que en la mayoría de los casos, nos diferenciamos tan sólo unos 6 años de edad.
Recuerdo que la noche antes de incorporarme, no puede dormir en toda la noche, lleno de dudas, incertidumbres, de miedos… , y entonces me vino a la cabeza, una secuencia de la película The Wall, basada en el álbum del mismo título de Pink Floyd y dirigida por Alan Parker en 1982:
Cuando crecíamos e íbamos a la escuela, habían ciertos maestros que lastimaban a los chicos de la forma en que podían, derramando su escarnio por cualquier cosa que hiciéramos, exponiendo su debilidad, aunque estuviesen bien ocultos por los chicos.
Pero en este pueblo era bien sabido que cuando ellos llegaban de noche a su casa, sus gordas y psicópatas esposas, los maltrataban casi hasta quitarles la vida.
No necesitamos ninguna educación.
No necesitamos control de pensamiento, ningún oscuro sarcasmo en el aula.
!Hey! Maestro, deje a los chicos en paz.
Al final es usted solo otro ladrillo en la pared……
Al amanecer, solo tenía una idea en la cabeza:
NO PODÍA, NI DEBÍA: SER OTRO LADRILLO EN LA PARED
quizás porque durante toda mi etapa de primaria y secundaria y bachillerato (antes EGB y FP), me identificaba y me sentía como los chicos de la secuencia “Another Brick in The Wall”.
NO PODÍA, NI DEBÍA: SER OTRO LADRILLO EN LA PARED
Y ahí empezó todo, mi interés en la búsqueda de otras formas de aprender, otras formas de enseñar..…
En 1994 dejé de ser profesor de enseñanzas medias, para emprender un proyecto empresarial relacionado con la formación; eso me permitió acercarme y conocer de primera mano al sector de la formación continua y permanente para profesionales, el mundo de la empresa y sus necesidades formativas, pero la idea no se me quitaba de la cabeza.
NO PODÍA, NI DEBÍA: SER OTRO LADRILLO EN LA PARED
Han pasado ya más de 30 años de aquel día (noche, larga noche), y la pregunta es obvia:
¿HAS SIDO OTRO LADRILLO EN LA PARED?
Como todo logro o meta que nos propongamos, el camino es largo, en ocasiones fácil, en otras tortuoso y en la mayoría de los casos entre fácil y tortuoso, a veces tienes la sensación de que te alejas y otras que estas cerca del logro o la meta. En cualquier caso, me quedo con lo aprendido, con lo explorado y experimentado, durante estos años, con sus aciertos y con sus errores. Gracias a ellos, he podido aprender, fijar, formular y aterrizar algunos principios, creencias, que me sirven como mapa (!Ojo!, el mapa no es el territorio), para continuar explorando:
Principio de la Potencialidad. Todos los seres humanos tenemos un gran potencial, para crecer y desarrollarnos, liberando cada vez más potencial, desarrollando cada vez más talentos, aunque a veces no somos conscientes de ello.
Todo el mundo tiene Talento, (inteligencia útil, para resolver problemas en la vida real). Nadie es “torpe”, solo habrá que buscar la manera de “sacar” (educar talento) las fortalezas ,que sin duda todos los seres humanos tenemos.(poner el talento en valor).
Todos tenemos un enorme potencial y sin embargo nos cuesta creer en él o simplemente no sabemos como desplegar nuestro talento.
Principio del Error. El error tiene mucho que enseñarnos si dejamos que nos enseñe. Para ello, hay que resistir el dolor y acercarse y explorar lo que ha ocurrido.
Todo lo que me ocurre (bueno o malo) tiene una razón que me toca descubrir y que me puede servir en mis proyectos de futuro. El fracaso , no es más que resultados no deseados, y son fuente de aprendizaje.
Principio de la Singularidad. Las personas somos únicas, como son únicos nuestras potencialidades, nuestros talentos, asi como sus maneras de aprender y sus ritmos de aprendizaje.
Principio de Responsabilidad. Somos los únicos responsables de lo bueno y de lo malo que ha sucedido y sucede en nuestras vidas.
NO QUIERO SER OTRO LADRILLO EN LA PARED