Son muchos los alumnos que cometen errores cuando hablan en una lengua extranjera que están aprendiendo o que no dominan del todo y, como profesora, siempre digo que eso es bueno. Principalmente, porque cometer errores nos permite aprender algo que, en ciertos casos, desconocíamos. Además, puede significar que estamos corriendo más riesgos, experimentando más con la lengua meta, lo cual siempre es una señal positiva.
Sin embargo, hay ciertos alumnos que, no importa cuantas veces utilicen la expresión o estructura gramatical, siempre hacen el mismo error, una y otra vez. Incluso, se les puede corregir y, probablemente, lo harán un rato más tarde nuevamente. ¿Por qué? Mi teoría es que hay una falta de atención que provoca que el alumno no se monitoree lo suficiente como para utilizar la forma correcta. Según mis observaciones como profesora en el aula y experiencia en el aprendizaje de una lengua, un gran número de alumnos no presta suficiente atención a lo que dice, sea porque prefiere decirlo “con fluidez”, porque está más interesado en el contenido del mensaje que en su forma o porque, simple y llanamente, debido a su cansancio o estrés, no puede dedicarle atención a ambas cosas a la vez.
Y es que, en una sociedad donde prima la prisa, la multitarea y, en consecuencia, el estrés, no es de extrañarse que nuestra atención se vea afectada. Después de todo, ¿quién no se ha olvidado las llaves dentro de casa alguna vez o lo que queríamos hacer hace dos minutos atrás? Yo misma, alguna vez, me he encontrado a punto de poner las llaves en la nevera o tirar a la basura algo que, en realidad, quería comer. Y creo que, como a mí, también le ha sucedido a muchas otras personas. Nos acostumbramos a vivir con este déficit de atención que puede intensificarse, generalmente, con el estrés o las prisas.
A simple vista y para alguien que desconoce el tema, la atención parece algo ordinario y sin demasiada importancia. No obstante, hay una gran cantidad de investigaciones que sugieren que es una pieza clave en el aprendizaje. Y no solo para que el mismo sea efectivo sino, también, para mejorar el bienestar de los alumnos y alumnas. En este sentido, ya son varias las instituciones educativas que entrenan a sus estudiantes en técnicas de mindfulness o atención plena porque se ha comprobado, como ya he mencionado, que los resultados son altamente satisfactorios, tanto a nivel académico como personal.
A modo de conclusión, los errores que hacemos al practicar una lengua extranjera son todos positivos aunque algunos son evitables gracias, en gran medida, al grado de atención que pongamos. Dicho de otro modo, para progresar en nuestro aprendizaje necesitamos atender a lo que estamos diciendo ya que poder monitorearnos nos permite autocorregirnos, y este es, sin duda, un elemento fundamental en nuestro avance.
Escrito por Lic. Amalia Gaviña