Corporeidad en la escuela y atravesada por el coronavirus

En el presente escrito haremos mención sobre cómo está la corporeidad en la contemporaneidad. A su vez, hablaremos de cómo podría ser abordada en el espacio escolar como posible solución a su enmudecimiento. Continuaremos reflexionando sobre tal corporeidad actualmente, cumpliendo con la cuarentena obligatoria como una forma de freno al ir y venir previo. Finalmente haremos un pequeño cierre como modo de conclusión a lo dicho.

Hoy en día la corporeidad se encuentra silenciada, pero antes de hablar de su ausencia de voz, nos resulta necesario hacer una pequeña referencia a lo que entendemos por ella. En este sentido, la corporeidad está vinculada con la identidad, que me singulariza como individuo y como grupo, como así también la corporeidad tiene íntima relación con la vida misma, porque para vivir tengo que ser cuerpo, un cuerpo que escucha, que siente, que piensa, etc. Entonces, podemos decir que corporeidad, identidad y vida son conceptos que están estrechamente enlazados.

Sin embargo, ¿por qué decimos que la corporeidad se encuentra silenciada? Porque el propio cuerpo es cliente fiel al mercado, un mercado que no se sacia y que busca cada vez más ganancias al costo que sea. Y a nuestro cuerpo le costó la voz, ya que no se escucha su mensaje que dice: “Esto no es para mí, yo soy otra cosa”. Al contrario, los sujetos del mercado desean que su cuerpo responda a los estereotipos asignados por los poderosos medios de comunicación que ciegan a las personas y las convencen de que tienen que cumplir con lo que ellos muestran, derivando a nuestro cuerpo a enfermedades como lo son la bulimia y la anorexia.

Pero esta patología que está sufriendo la corporeidad puede ser sanada y entre las diferentes curas se encuentra la institución escolar, siendo una de las instituciones que pasamos la mayor parte del tiempo de nuestros primeros años de vida, es allí donde se debería enseñar a escuchar nuestro lenguaje corporal. Al respecto, se debería dejar de lado el disciplinamiento que enmudece al cuerpo, dándole más libertad, de manera tal que el cuerpo recupere la voz sin miedo de ser silenciado. A su vez, la escuela debe entender que los estudiantes deben comprender y no repetir. Así se podrían recrear las palabras dentro de las paredes escolares de modo tal que sea ejemplo para la vida fuera de ella.

Por otro lado, actualmente nos situamos en un contexto de pandemia, cumpliendo con el aislamiento obligatorio, nos encontramos separados físicamente del otro, nos encontramos en pausa de nuestra rutina, pero no en pausa de nuestra corporeidad, aun así, con pequeños movimientos, somos. Es un importante momento para reflexionar sobre quienes queremos ser para abandonar la persecución de los estereotipos enfermizos y ser uno mismo.

A modo de cierre, consideramos este ensayo como una reflexión relevante para los tiempos que corren, para reencontrarse con uno mismo y dejar de lado aquellos prototipos impuestos por los medios, simplemente para mayor consumo, reflexionamos que nuestro cuerpo tiene una voz, que hay que escucharla como así también enseñar a escucharla.

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