La junta directiva del Banco de la república de Colombia la cual pertenece el ministro de hacienda Alberto Carrasquilla, prevén una recuperación económica en la nación en el segundo semestre del actual año.
Incierto es el mediano plazo a devenir para nuestro país y sospechosos los cálculos que germinan en el gerente general Juan José Echavarría Soto, donde hacen repercusiones de que las actividades económicas tendrán cifras positivas, que permitan la activación gradual de la economía. Así se comprende las alusiones que representan una mejora en el mercado. Y cuando mencionamos actividades es para constituir a los sectores que no podrán activar sus funciones, por razones estrictas a lo que acontece con la emergencia sanitaria por el COVID-19.
La Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo ( Fedesarrollo ) que es un centro de investigación económica en Colombia, hace unas proyecciones cuantitativas por el lado del crecimiento en la oferta y menciona; que los sectores más golpeados serán el comercio y el transporte con un caso optimista de -10,3 y otro escenario muy negativo de -25,8 . A la igual consecuencia tendrá la minería con una escena radiante de -6,6 y distinta atmosfera mordaz de -12,5. Y así hay varias Actividades económica que van a decrecer en su producción y por ende en las utilidades que en ella genera.
Con cifras negativas en la oferta puede declinar a tasas de desempleo altas y a disminución de salarios reales; que perjudica la renta per capital de las familias.
Se puede poner en duda las fuentes de información utilizadas por la junta directiva del BanRep a calcular el positivismo en la segunda parte de este año, en la reunión al hacer las deducciones omitieron el anuncio del Presidente de la Republica Ivan Duque M, donde menciona un periodo largo sin entrar a sitios con mayor grados de concentración (Discotecas, Clubs, Teatros, Cine, etc) , y aquellas industrias generan gran utilidad en su propiedades, mas gran empleabilidad del sector común del sistema económico de la nación. Y mencionar al consumidor habitual es permitirle tener gran poder adquisitivo para la satisfacción de las necesidades que permiten calidad de vida.
La insuficiencia para complacer el buen bienestar intuye a un alza en la línea de la pobreza y la escasez de acceso a la vivienda abre caminos a la indigencia y pobreza extrema.
Lo anterior es lo gris y cruel de las consecuencias por la emergencia mundial, esto marcado de la incertidumbre que más nublada se posiciona cada día; el tema sobre la Vacuna que combata aquel Virus está dividida. Ya países lanzaron las primeras teorías sobre anticuerpos que combatan el COVID-19. Por otro lado académicos visionan una solución en tiempo de 12 o 24 meses, ya que apenas se encuentra en investigación los procesos para la implementación de la Vacuna.
El director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) Juan Daniel Oviedo Arango anuncio semanas atrás 1,58 millones de desocupados en el mes de Marzo; adjunción que derivada a la actualidad reflejara un número mayor y consecuencia hasta que se ponga fin a esta emergencia sanitaria y las limitaciones en las rentas de los individuos, la clase baja y media son los afectados de manera directa.
También si deseamos dar visiones sobre aspectos que contraen esta emergencia sanitaria podríamos mencionar el crecimiento de la desigualdad y la inequidad; ya que las restricciones a largo plazo por la emergencia sanitaria, no permite una repartición equitativa de los recursos, por mencionar el sistema educativo, las formación académica que recibirán las comunidades de escasez de recursos será diferente a los de mayor renta per capital en la nación.
Y si acentuamos lo anterior al capital humano y las formaciones acumulables para garantizar el desarrollo social de la persona, verían limitaciones en aquel contexto, y la situación difícil ha de ponerse.
Tal vez el BanRep en su optimismo debe contar con buena liquidez en las reservas centrales, para procurar que el mercado se encuentra con una oferta monetaria que gravase la recesión que ya muestra señales.
De lo contrario la hacienda pública debe cualificar cuáles serán las políticas administrativas que puedan corregir los fallos en el sistema por el Covid-19. Aquella tarea puede tardar gran cantidad de tiempo ya que se debe esperar que la evolución sea la correcta para que la economía presente mejoras.
En las alusiones que da este panorama no se hacen expectativas de mejoras, al menos afirmar en este corto plazo, el 2021 puede ser un aspecto a contemplar diferente según la marcha de los próximos meses. Pero las cuantificaciones de lo que resta de este 2020 en su mayoría son negativas y de gran trabajo para los intelectuales de la ciencia económica.
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