El trabajo de la afinación es una tarea compleja en todas las etapas del aprendizaje de la flauta travesera, y también en la etapa profesional de un flautista. Una buena afinación depende de la capacidad de escuchar, de valorar y de modificar una nota mediante la flexibilidad y la movilidad de los labios, la mandíbula, la posición de la cabeza y de la flauta, y la combinación de todos estos factores. Más adelante estas acciones, interiorizadas y automatizadas, formarán parte intrínseca de la calidad del sonido de la flauta travesera.
Empieza a dar clases particulares
Antes de abordar el tema de la afinación con un/a alumno/a en una edad muy tierna, es necesario que adquiera primero suficiente firmeza en la emisión del sonido. Es importante como profesores ser conscientes de cuanto más dominio del aire vaya adquiriendo el/la estudiante, más amplio será el margen de "desafinación" que se puede producir: el aire sale dirigido cada vez con más velocidad y fuerza pero no siempre con el suficiente control.
Por eso debemos enseñar al/la alumno/a a escuchar y a modificar la afinación a medida que va asumiendo y consolidando las bases del apoyo del aire y de la calidad del sonido.
En una segunda etapa se puede comenzar el trabajo de identificar y diferenciar si dos notas al unísono están igual de afinadas, ya sea comparando el sonido de dos flautas tocando la misma nota (alumno y profesor o dos alumnos) o bien la nota que toca la flauta en comparación con la misma nota al piano. El afinador es también una magnífica herramienta para la afinación de notas puntuales, octavas y quintas.
Los ejercicios de intervalos fáciles que iremos introduciendo paulatinamente familiarizarán poco a poco al alumno/a con el sutil equilibrio entre la afinación y la sonoridad, ya desde el principio.