1. Divisores en la vida cotidiana. Dale un puñado de frutas (cerezas, uvas, fresas, etc.) o frutos secos y pídele que lo reparta para 2, 3, 4, 5.... personas. Luego podéis hablar de cosas como entre 2 y 3 personas salían todos los grupos iguales, para 7 personas no se podía repartir a partes iguales, es más fácil repartir entre más o menos personas... cualquier cosa que haya observado.
2. Medir y comparar. Dale un metro y pídele que mira varias cosas. Normalmente al manipular instrumentos ocmo el metro, ya se ilusionan más. Podemos hablar de en qué unidades mide el metro, cuál ha sido el objeto más y menos grande, cuál ha sido más difícil de medir y porqué, cuáles son casi iguales en longitud, etc. Otra versión interesante es intentar medirse a sí mismo, a sus padres, etc. a ver qué método desarrolla para eso.
3. ¡Trabajar con dinero! Un ejercicio tan antiguo como práctico. Y además les suele divertir. Monta una pequeña tienda y juga a comprar y vender. Tendrá que sumar el precio de varios productos, restar para dar el cambio, multiplicar si compra 3 kilos de fruta y la fruta vale tantos euros por kilo.
4. Jugar con las matrículas. Si estás en viaje por carreetera prueba a jugar con las matrículas de los coches que vayan pasando. Hay muchas versiones: vamos a contar cuántas tienen al menos un 3, vamos a sumar todos los números a ver cuántas dan el mismo, vamos a decir el número completo (" ocho mil trescientos setenta y dos"), vamos a buscarle divisores,...
5. Juega con fracciones y dibujos. Las fracciones suelen asustar a los más pequeños, piensan que ya les toca hacer las matemáticas difíciles. Así que si lo abordamos como un juego, les irá mejor. Prueba a imprimir dibujos de tarta (vistas desde arriba) y cortarlas en diferentes trozos iguales. Luego pídele media tarta, dos tercios de tarta, dos cuartos... y comprobad si pidiendo cosas diferentes (un medio y dos cuartos) da lo mismo. ¡Puntos extra si luego se aplica a una tarta de verdad!
Empieza a dar clases particulares
Como veis, la parte principal de todos los juegos es hablar con ellos para ver qué conclusiones han sacado. No intentes explicarle tú lo que "debería haber descubierto", déjale que descubra la magia de las matemáticas por si solo y quete cuente lo que le interesa, lo que le ha sorprendido, si ves que le cuesta expresarse intenta guiarle con preguntas ("¿qué objeto medía más? ¿qué trozo de tarta era mayor?, ¿por qué crees que pasa eso?"), pero intenta que no se transforme en una clase, ¡que sea divertido!