Estudiar en tiempos de facebook. La batalla contra la informadicción

Es un hecho: hoy tenemos más información a nuestro alcance de la que nadie ha tenido a lo largo de la historia. Estas a solo unos clicks de conocer los últimos avances en vacunas contra la malaria. A solo unos movimientos de dedo de situar en el mapa cualquier ciudad del mundo. Los jóvenes de hoy tienen acceso a más recursos de aprendizaje de los que pueden gestionar. Esto es sin duda un gran avance para la humanidad y sin embargo oculta un gran peligro.

Informadicción

La información es poder. Así de simple. La información puede cambiar el curso de una guerra, derrocar gobernantes o curar enfermedades. La información es poder, y tus genes lo saben. En épocas prehistóricas, el homo sapiens (tu especie) dependía en gran medida de la información, y el saber donde se encontraba un manantial de agua fresca, o cual era una buena zona para cazar bisontes, podía marcar una diferencia entre la vida y la muerte.

Y las cosas han cambiado mucho en estos últimos 150.000 años, pero nuestros cerebros siguen siendo unos consumidores insaciables de información. Las grandes empresas de la información saben esto, y redes sociales como Facebook, twitter o instragram te bombardean con información “infinita” (infinita desde tu percepción, ya que no podrías consumirla en toda una vida) que puedes obtener a golpe de pulgar. ¿Alguna vez te ha pasado que haces una pequeña pausa para hacer una rondita Instagram, y te quedas atrapado en trance durante una hora mirando fotos? Bienvenido al club, eres informadicto.

Monos y libros

Dicen los budistas que la mente está dividida en dos; un mono que va dando saltos por todas partes sin ningún orden y una mula que lenta y firme sigue su camino. El objetivo de la meditación es hacer que la mula guie al mono y lograr concentrar nuestros pensamientos en lo que nosotros queremos. El problema es que, en Facebook, lo más fácil es dar rienda suelta al mono, que salta de rama en rama y de publicación en publicación.

Con este entorno, los estudiantes aprenden que esta información rápida, con su consecuente gratificación instantánea es la regla a seguir y se frustran enormemente cuando se enfrentan a un reto un poco mayor, y no consiguen resultados rápidamente. He visto estudiantes con capacidades de sobra para resolver los problemas a los que se enfrentaban, rendirse a mitad de camino porque les aburría seguir con ello. He visto a chicos con grandes dotes artísticas dejar preciosos dibujos a medias porque “cuando tardan mucho en hacerlo, ya no les gusta”. Y puede que estos no sean males exclusivos de las redes sociales. La sociedad actual, en general, está diseñada para satisfacer todas nuestras necesidades naturales de manera rápida, pero las redes sociales, representan mejor que nadie el peligro de la informadicción y la gratificación instantánea.

Es nuestra responsabilidad, conocer estos peligros, combatirlos en nosotros mismos primero, y después educar a los más jóvenes para que sepan que todo lo que tiene valor en esta vida, conlleva dedicación y tiempo.

Álvaro F.

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