Tengo el privilegio de laborar en esta hermosa rama, debo mencionar además que estar aquí fue algo mas que una casualidad, pero de las mejores casualidades que la vida me ha dado. Quiero mencionar en este escrito lo que mi experiencia en la educación me ha aportado como ser humano y lo maravilloso de trabajar con jóvenes y muchas veces con adultos. No es un secreto para nadie el saber que cada ser humano es único, único la perspectiva que tiene de las cosas, único en la manera de enfrentar problemas, único en la manera sobreponerse a las cosas que nos suceden, pero sobre todo único en la manera de aprender y en la manera de enseñar.
La educación me ha demostrado que más allá de yo impartir conocimientos, mis estudiantes también hacen esa misma labor conmigo, esto es una realidad, ya que ellos me han dado las mejores lecciones de mi vida. Ser un maestro o profesor es aparte, ser un guía, tutor, psicólogo, actor, padre y amigo, es la parte más emocionante del trabajo a mi entender. No podemos dejar de lado que el conocimiento académico debe estar porque si no, sería imposible enseñar, pero también es importante recalcar que más allá de este conocimiento, debemos ser muy humanos, seres que entendamos más que nadie lo que sienten nuestros alumnos para poder guiarlos y ayudarles con la resolución de problemas que estos puedan tener, no solo en el ámbito educativo, sino también en el personal, emocional y mental. Esto es lo que en pocas palabras me ha dado y me ha hecho vivir la educación durante todos estos 4 años de experiencia en la parte humanista, por todo esto siempre gracias a los que han formado parte de este proceso conmigo.