Desenvolverse con soltura en textos escritos es crucial en muchos momentos y contextos de la vida: no sólo en exámenes, también a la hora de redactar solicitudes, anuncios, reclamaciones, contenido divulgativo... Y existen determinadas pautas que ayudan a expresarnos con precisión y claridad. Si estás buscando un profesor de literatura para mejorar tus textos, de eso tratará esta pequeña entrada de blog.
La introducción del texto: primero lo primero
En primer lugar, debemos tener en cuenta qué tipo de texto estamos escribiendo, a quién va dirigido y qué tono hemos de transmitir. Esto nos ayudará a formarnos una idea de qué queremos decir exactamente y de cómo queremos decirlo. Aquí entran también en juego cuestiones como la estructura, la extensión, el formato... Pero hoy no nos detendremos en eso, sino que haremos una vista preliminar de los elementos más básicos.
Una vez tengamos más o menos claro nuestro mensaje, procederemos a trabajar en la introducción. Es crucial dejar muy claro, desde un primer momento, de qué vamos a hablar. En esta línea, nos resultarán muy útiles las palabras clave, los conceptos más importantes que se van a discutir o explicar. Si pongo como ejemplo este mismo artículo, las palabras que he considerado más relevantes en las primeras líneas han sido "desenvolverse", "soltura", "textos escritos", "pautas", "precisión" y "claridad". En definitiva, el primer paso consiste en especificar el tema.
Cómo hacer el desarrollo del texto
Según nos adentramos en el desarrollo del texto, hemos de centrarnos en todos los detalles clave que queramos desarrollar. Esto implica orden. ¿En qué prefiero detenerme primero?, ¿qué quiero destacar? Con la ayuda de un profesor particular y una vez vayamos resolviendo estas preguntas en nuestra cabeza, las palabras irán fluyendo solas. En este punto conviene tener muy presentes los conectores textuales, que nos permiten tanto organizar nuestras ideas como conectarlas.
Yo misma he usado varios, como "en primer lugar", "aquí", una vez...", "en definitiva", etc. Y, gracias a ellos, también conseguimos guiar al lector, que es una tarea imprescindible a la hora de aprender a redactar. En esta línea, hemos de cuidar también la puntuación. Recordad: las comas sirven para guiar, no para imitar el lenguaje hablado. Nunca deben romper elementos sintácticos interdependientes, como el sujeto y el predicado (salvo que entre ellos haya un inciso). Os doy a continuación algunos ejemplos de errores comunes que se cometen en este sentido:
- "La Organización Mundial de la Salud, está valorando declarar el fin de la pandemia¨
CORRECCIÓN: La coma es innecesaria y errónea.
- "Las temperaturas, han subido tanto, que el riesgo de incendios es extremo"
CORRECCIÓN: Nuevamente, una coma está rompiendo la conexión entre sujeto y predicado. Además, observamos después un nexo comparativo: "tanto que". Una coma no puede romper ese nexo en dos partes. La oración debería escribirse sin ninguna coma.
Sin embargo, la puntuación engloba más que puntos y comas. También están los guiones, las comillas, los paréntesis, el punto y coma y los dos puntos. Requiere tiempo y práctica dominar su uso, pero el primer paso es emplearlos de manera que nos permitan organizar bien las oraciones (las cuales, ojo, no deberían tener una longitud mayor a dos líneas). En lo que a organización se refiere, también nos ayudará mucho -y especialmente al lector- atenernos a la estructura básica:
Sujeto + Verbo + Complementos
Así se construyen las oraciones en castellano y así está acostumbrado nuestro cerebro a comprenderlas.
Consejos para escribir mejor en castellano
Hay maneras para mejorar la ortografía de un texto o para aprobar Lengua Castellana y Literatura. Para ello, otro recurso aconsejable es separar la información en párrafos, de modo que cada uno trate de una cosa y resulte más sencillo navegar por el texto tanto al leerlo como después de leerlo. Si dejamos todo muy junto, sin puntos aparte ni saltos de párrafo, la presentación queda mucho menos limpia y, además, dificultamos la comprensión del texto.
Hablando de comprensión... No hay nada como cuidar el léxico y las colocaciones para lograr transmitir nuestro mensaje de forma clara y, por supuesto, para dar un estilo elegante a lo que escribamos. Esto nos exige evitar verbos comodín como "hacer", "tener", "realizar", "ver", "ser"... No están prohibidos, pero han de usarse lo justo. Disponemos de infinidad de verbos más precisos y cultos, ¡usémoslos! Dejo algunos ejemplos a continuación:
- "Poner una denuncia". MEJOR: Interponer una denuncia.
- "Dar confianza". MEJOR: Inspirar confianza o infundir confianza.
- "Hacer una red eléctrica". MEJOR: Instalar una red eléctrica.
Valernos de la riqueza del castellano nos permite también reducir el número de repeticiones de palabras. Por estilo, es algo que debemos evitar en la medida de lo posible. Aun así, hay casos en los que resulta inviable o en los que, para dejar muy claro un inciso o una explicación, no queda más remedio que usar el mismo término en numerosas -y seguidas- ocasiones. Pero esas situaciones se producen con menos frecuencia de la que pensamos. De cuanta mayor riqueza léxica estén dotados nuestros textos, mejor nos expresaremos y mejor nos entenderán.
Ha llegado la hora de redactar cierre del texto
Tras haber cuidado todos los detalles mencionados, nos dirigimos ya al cierre de nuestro texto. Este, como la introducción, debe resaltar la información que queremos transmitir. Pero hemos de usar otras palabras. Al principio, expresamos de qué vamos a hablar y, al final, remarcamos para qué lo hemos hecho. Si procede, podemos decir también qué resultado esperamos conseguir con nuestra redacción. Por ejemplo, si estamos presentando una reclamación, podemos decir que esperamos una respuesta temprana.
Con estos consejos podrás llegar a ser un buen escritor, o mismo el mejor en Lengua Castellana y Literatura.
Gracias por leerme.