Estamos hartos de ver que España sigue a la cola del informe PISA, estamos hartos de ver que la tasa de abandono escolar sube y no para de subir y yo, personalmente, estoy harto de ver a profesores que no tienen NI IDEA de lo importante que es su papel en la sociedad. Más que harto, hasta las narices.
Claro está que cada niño tiene sus motivaciones, gustos y preferencias, pero ¿no las tuvieron también los profesores cuando eran niños? NO podemos acusar a todos los docentes (que en España hay algunos, muchos, maravillosos) pero señores y señoras, el aprendizaje es un proceso personalizado y de vital importancia para el desarrollo personal, social y emocional del niño. Por tanto, amargar e incluso llegar a hacer que los alumnos odien el colegio debería ser considerado un delito. Y DE LOS GORDOS.
A su vez, es cierto que muchos padres y madres juegan un rol fundamental en este aspecto. ¿Qué necesidad tenemos de que vuestros hijos e hijas llenen el boletín de excelentes si lo hacen por la presión que se les ejerce? ¡Basta ya! Algunos querrán ser mecánicos, médicos o incluso sacerdotes. ¿Qué tal si se les escucha y se les deja ser y soñar con lo que quieran?
Después de todo, y a lo que iba, es lo que pasa con el inglés. ¿qué necesidad tienen los alumnos de saber hacer una oración en reportes speech o en pasiva? Lo que tienen que hacer es gozar de la lengua y ver su utilidad. Si quieren aprender con música, que lo hagan; si lo que quieren es aprender a hablar como su youtuber favorito, pues dejémosles. ¡Paremos esta tortura!