Aprender un idioma diferente puede ser muy dificil o puede ser muy divertido.
Practicamente todos hemos sufrido lo nuestro durante años en el colegio e instituto, batallando con el inglés, francés, alemán, valenciano, castellano, catalán, euskera, gallego,... en fin cualquier idioma al que no hemos estado acostumbrados desde pequeños.
En mi caso, me tocó aprender 4 idiomas y siempre recuerdo al compañero de clase que hablaba fluídamente 7 idiomas a los 11 años. De poder, se puede, nuestra mente es plenamente capaz, salvo que lo llenamos con mensajes negativos y nos sentimos frustrados. Cierto es que unos aprenden más rapido y otros más lentos, lo cual es totalmente normal, ya que se trata de las motivaciones que hemos recibido (o no) en nuestra primera infancia.
A los 18 años, recien terminado el bachiller en el instituto británico, los camareros en Ibiza me pidieron que les enseñara alemán e inglés y, así, empecé a enseñar en 1977. Ellos necesitaban aprender rapido para poder atender a los turistas y no tenian mucho tiempo o ganas de ponerse a estudiar duramente. Por ello desarrollé un sistema divertido, ameno pero profesional, de transmitir el aprendizaje de alemán e inglés, según la necesidad de cada uno.
No es lo mismo aprender a usar un idioma para viajar, trabajar en el extranjero o con extranjeros, cantar en otro idioma, incluso actuar en una obra de teatro con otros idioma que tener que comprender y memorizar asuntos gramaticales a nivels más altos para pasar examen o traducir obras literarias.
Mi alumna más mayor tenía 82 años, una española que iba a un colegio alemán en su infancia y deseaba recuperar el idioma para poder viajar. Así qué....ánimo, si ella podía, tu tambien.