En ocasiones, el sistema educativo cuesta de entender, y por su parte, no entiende a la mayoría de alumnos. Esto no sucede en las clases particulares. Las semanas de exámenes, el estrés, las clases que se hacen eternas y los docentes que no son del todo objetivos, solo traen dolores de cabeza a los alumnos. Por esta misma razón, muchos recurren a profesores particulares, pero... ¿Debe hacerse también en verano?
Empieza ahora con tus clases de verano
Mientras el sistema educativo intenta mejorar, nosotros te ayudaremos a encontrar un camino que te permita sobrellevar mejor las etapas de estudio. Por lo que te presento una serie de motivos, por los que estudiar en verano es un elemento positivo, y no un castigo para aquellos que no han estudiado suficiente.
El verano, el mejor momento para el apoyo escolar
No es casualidad que 1 estudiante de secundaria de cada 5 recurra a las clases particulares. En bachillerato el sondeo es de 1 de cada 3. Esto sucede por varios factores.
- Los alumnos no se atreven a preguntar: Durante el curso, los alumnos se plantean una serie de dudas que dejan para el final y lo único que sucede es que va acumulando un retraso en la materia.
- Demasiada materia: Si la materia no se entiende, no se puede dudar sobre ella. En ocasiones los profesores no organizan bien sus clases y a final de curso quieren empujar demasiados conocimientos a la vez. El alumno no puede entender tantos datos de golpe.
- El profesorado no identifica las carencias del alumno: De vez en cuando se hacen tutorías para revisar las notas de los alumnos, justo cuando ya han salido las notas. ¿Qué podemos cambiar?, tutorías previas a los exámenes. Conversar y preguntar al alumno qué asignaturas le motivan más y cuáles lleva peor.
Dar clases en verano: ir más allá del sistema
Rompe los nueve meses de curso que se establecen. En la secundaria te encontrarás con asignaturas que no te gustarán, pero que necesitas sacarte. Puedes recurrir a las clases particulares para alumnos de secundaria.
Por otro lado, si durante este tiempo no quieres dejar ese extraescolar o no llegas a todas las asignaturas que te imponen obligatoriamente, piensa en dejar esa asignatura para verano.
- El objetivo de las clases de verano: No es ir rápido, sino profundizar en aquellos temas que durante el curso ha habido dudas.
- Meses extra: En todo caso, no es una prolongación del curso, sino unos meses extra para poder afianzar todo aquello que no se ha podido durante el curso.
- Solo en clase: Si las clases son particulares te concentrarás mucho más porque tendrás un tutor solo para ti. De esa manera la vergüenza de hablar o preguntar en público desaparecerá porque solo estarás tú con tu tutor.
- Enseñanza lúdica: En verano la enseñanza debe ser mínimamente diferente. Puedes hacer las clases en el jardín, al lado de la piscina, o tomando un granizado. Intenta aprender sin que te parezca estar en clase.
Menos estrés en verano
El día de las notas el alumno siente una mezcla de alivio, y dependiendo de los resultados, un poco de escozor en el caso de que tenga que recuperar alguna asignatura en septiembre. El verano es ideal para remontar con cierta tranquilidad.
- Horarios flexibles: La idea es que las vacaciones escolares sigan pareciendo vacaciones escolares. Los alumnos eligen los horarios en función de sus necesidades, pero en ningún caso no se debe intentar recrear el horario escolar íntegramente.
- Menos estrés: Un niño menos estresado en verano, está más atento, por lo que le surgirán dudas que sí se pueden resolver.
- Mayor creatividad: Si las clases son presenciales, podéis explotar la creatividad y trabajar los conocimientos con más dinamismo. Por ejemplo, si estás repasando geografía, podéis elaborar un mapa del mundo con todos los países que tienes que aprenderte.
Organiza una microrrutina
- El mejor horario: Hacer las clases entre las 10 y las 11 de la mañana son la mejor opción. Un par de horas de trabajo y luego tienes todo el día de descanso.
- No hace falta cada día: No lo hagas cada día, pero si llevas una buena rutina y un día te levantas, te salta una notificación al móvil que te dice “¿Vamos a la playa?” y te apetece mucho, no lo pienses y ve. Un día después de muchos trabajando, mereces un descanso.
- Pocas pero más efectivas: Preferiblemente, tu cerebro recibirá mejor la información si las horas que trabaja son menos pero más potentes. Siempre que el descanso sea superior al trabajo, de esta manera tú mismo verás las clases como algo puntual y no tanto como una obligación o un castigo.
- Date un descanso: Tómate unos días de íntegros de vacaciones. Si mantienes una mínima rutina te lo mereces. Te irá bien para micro desconectar de esta pequeña rutina.
- El punto que más te gustará: ¡Decides tú! Por muchos consejos que yo te dé al final quien decide eres tú!. Esa es la mejor parte, y por la cual no te sentirás obligado a hacer nada que no te apetezca.
Espero haberte ayudado a entender por qué la enseñanza en verano no es un castigo, sino un refuerzo para poder continuar con todo lo que se sobrelleva durante el curso y hacerlo más ameno. Por contra, si sientes que cojeas en alguna asignatura en concreto, también es momento de reforzar esos conocimientos para ir tranquilo durante el curso.
Lo mejor que te puede pasar es encontrar a un profesor con el que la comunicación fluya. Por lo que las dudas y las preguntas que no se resuelven en clase sean solo eso en las clases particulares, dudas y preguntas. Recuerda, suspender una asignatura no es el fin del mundo, ni el fin de una carrera.