Durante el bachillerato siempre explique y ayude a mis compañeros cuando se les dificultaba un tema, con el tiempo ellos me pidieron ayuda con sus hermanos menores y de esta forma descubrí mi pasión por enseñar. También pude darme cuenta que para algunos estudiantes no es suficiente con el conocimiento brindado en el aula escolar y necesitan un repaso para acentuar los conocimientos, por ello comencé a brindar clases en horas extra académicas. Todos las personas tenemos diferentes formas de aprender, por ello se deben implementar diferentes modelos de enseñanza hasta que el estudiante se sienta cómodo y sienta pasión por aprender, esto ayuda al estudiante a volverse un poco más autónomo y responsable. Generalmente mis clases son dinámicas y durante ellas hay un intercambio de rol para que el estudiante pueda explicar lo que ha aprendido y es allí donde se pueden ver los puntos débiles o si hay dudas, brindo la confianza al estudiante para que pueda sugerir que debo mejorar o como le gustaría que fueran las clases y así construimos juntos un ambiente ameno para la educación. Siento que como profesor no puede olvidarse que nunca se deja de aprender y que cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo ya sea de educación básica o temas de la vida cotidiana, por ello la relación estudiante-profesor debe ser una relación de mutualismo en donde cada uno obtiene una ganancia, de esta forma recordamos que como docentes también fuimos estudiantes alguna vez y los estudiantes pueden llegar a ser docentes algún día.