¿Cómo es el acento del latín?

La posición del acento se rige por las normas siguientes: En latín no existen palabras agudas y el acento nunca recae más allá de la antepenúltima sílaba: ops, pons, urbs, sal, causa, Roma, poena, geltus. Son llanas las palabras cuya penúltima sílaba es larga: inimicus, frumentum, Europa, magister, incautus. Son esdrújulas las palabras cuya penúltima sílaba es breve: solidus, fabula, gloria, statua.

Solo para complementar la excelente explicación de Ivonne, quisiera agregar lo siguiente: además de las palabras monosílabas, que siempre son agudas, hay contadas palabras de dos sílabas que sí eran agudas en latín. Se trata de un grupo reducido de adverbios de lugar terminados en "-c": illīc, illāc, illūc (allí, por allá, hacia allá); istīc, istāc, istūc (ahí, por ahí, a ese sitio). Originalmente estas palabras eran "illāce" e "illūce", etc. Por la regla de la penúltima sílaba, eran llanas o graves. Al perder la "-e" final, conservaron el acento en esa misma sílaba, que ahora pasó a ser la última. Por lo tanto, se convirtieron en palabras agudas. Evidencia de su acentuación son las palabras que evolucionaron de ellas en las lenguas romances. En español tenemos "allí" y "allá", que provienen, respectivamente, de "illīc" e "illāc". ¡Nota cómo en español estas palabras son agudas! Otro ejemplo es el leonés (otra lengua romance), que conservó el "illūc", aunque hoy en día se dice "allú". En resumen: había palabras agudas en latín, y aunque eran un grupo extremadamente reducido, ¡seguimos usando sus descendientes en nuestra vida cotidiana al día de hoy!

Actualmente es un tanto complejo por ser "una lengua muerta".