El trastorno de aprendizaje de la lectura es la dificultad específica de aprendizaje que más se encuentra en los centros escolares. Según estudios un 10% de la población española sufre dislexia. Teniendo en cuenta este resultado hay que hacer una detección precoz para intervenir lo más pronto posible y conseguir un proceso de enseñanza-aprendizaje eficaz.
Por esta razón existen, entre otros, protocolos de detección y actuación en la dislexia como el PRODISCAT y el PRODISLEX, de los que solo he conocido el PRODISLEX. No obstante, existen exámenes o pruebas, que aunque no sean identificadas como protocolos, sirven para detectar y actuar con la dislexia, como por ejemplo, la Batería PROLEC y la prueba Dislexia y Disgrafía.
Generalmente, los protocolos de detección de la dislexia son recursos prácticos para los maestros porque pueden descubrir precozmente los alumnos con dificultades de aprendizaje, en este caso, de la lengua escrita y así, orientar una intervención ajustada a sus dificultades ofreciéndole el apoyo necesario.
Por otro lado, lo que se extrae a partir de estos protocolos son las dificultades que presentan los niños mediamente unos ítems propuestos, los cuales pueden indicar una aproximación de si podría tener o no un trastorno de aprendizaje de la lectura.
El PRODISLEX es un recurso útil para los maestros porque permite detectar posibles síntomas de trastornos de lectura y escritura. Está formado por diversos ítems para evaluar ciertas competencias de los alumnos y verificar si tienen relación o no con estas dificultades. Sigue una metodología multisensorial, por tanto es una manera eficaz de potenciar las vías sensoriales para adquirir conocimientos.
En este protocolo se ha de tener en cuenta que si el alumno no manifiesta ningún problema en alguna de las áreas propuestas, no hay que pensar que no presenta ninguna dificultad en trastornos del aprendizaje. Es aquí donde viene el problema. El protocolo parece que no muestre precisión a la hora de concretar los ítems específicos para identificar y consecuentemente, diagnosticar dificultades de aprendizaje.
Las pautas deberían delimitar de una manera más concisa aquello que va a ser evaluado ya que, si no es así, podemos dar lugar a la confusión de si un alumno, aunque tenga un área con una buena puntuación, no manifieste ningún trastorno de aprendizaje. Por tanto, esto conlleva que no siempre sea fiable el resultado. La fiabilidad en una prueba, batería, protocolo es un factor esencial porque sabemos con precisión y seguridad si un niño manifiesta alguna dificultad.
Por este motivo, aunque no sea identificada como protocolo de detección, la batería PROLEC es una herramienta que ayuda a los docentes a identificar, de manera más precisa, si el alumnado presenta trastorno específico de la lectura o no. Está formada por 4 subpruebas que permiten identificar de manera más precisa si manifiesta alguna dificultad relacionada con la dislexia. Incluso, cuenta con la evaluación de la velocidad lectora que posibilita que los docentes tengan otros criterios de evaluación para verificar con más seguridad cualquier diagnóstico.
En conclusión, el PRODISLEX ha de concretar de manera más concisa los ítems que propone ya que carece de precisión y fiabilidad, dos factores importantes para realizar una detección fundamentada.